Diócesis de México
Iglesia Ortodoxa en América
O. C. A.
"La Resurrección de nuestro Señor Jesucristo"

Mensaje de Resurrección 2014

 

A los venerables pastores, a los monásticos amantes de Dios y a los devotos creyentes de la Iglesia Ortodoxa en América.

Muy Queridos en el Señor:

¡Cristo ha resucitado!

Junto con aquéllos que vinieron antes del amanecer con María, hemos llegado a aquel día primero de la semana y hemos visto que la piedra que tapaba la entrada de la tumba ya no estaba en su lugar. Con asombro, reflexionamos sobre la pregunta del Ángel: “¿Por qué Lo buscan entre los muertos, como si fuera un hombre mortal, a Él, que habita en la luz eterna?” Y con asombro, miramos la mortaja que está en la tumba vacía, como un signo poderoso de la realidad de la resurrección de Cristo, el Conquistador de la Muerte.

Como las Miróforas y los Apóstoles que corrieron a la tumba, todos nosotros hemos hecho un viaje desde la oscuridad y la confusión de este mundo, hacia la luz y la verdad de la resurrección. Hemos cruzado el gran mar de la Cuaresma, pidiéndole al Señor que nos libre de pereza, desaliento, vanagloria y habladuría, para que podamos reemplazarlos con el amor por Cristo, la compasión por otros seres humanos y el cuidado por toda la creación. Hemos sido peregrinos con el Señor por el desierto de Su Pasión que Da Vida y hemos probado la maravilla del “trabajo universalmente nutritivo de la Cruz” (San Timoteo de Antioquía).

Ahora, estamos renovados con un celo apostólico cuya fuente se encuentra tanto en la Cruz, como también en la tumba vacía y que se cumple en el trabajo lleno de gracia que asumen los doce Apóstoles al dividir entre ellos la tarea de predicar la Resurrección por todo el mundo. Se nos hace recordar que todos nos hallamos, en la santa Iglesia, en lo que San Germán de Alaska llama “un peregrinaje de la palabra apostólica,” y que en cada momento de ese peregrinaje tenemos que medirnos con Cristo y con aquéllos que, mediante martirio, asceticismo y labores misioneras, han demostrado ser testigos del poder de la cruz de Cristo que da vida y de la gloria de Su Reino.

Hoy le prometemos a Nuestro Señor y a Su Santa Iglesia luchar la buena lucha de la fe y continuar nuestro viaje en el sendero de la justicia, la santidad, la fe, el amor, la firmeza y la gentileza (1 Timoteo 6:11-12). Alegrémonos hoy en la victoria sobre la muerte y sigamos nuestro peregrinaje, siendo transformados de gloria en gloria (2 Corintios 3:18). Recordemos que cualquiera que sea el sendero sobre el que nuestro peregrinaje nos lleve, todos somos llamados a ser Apóstoles y testigos de nuestro Señor Dios y Salvador Jesucristo.

Por lo tanto, aceptemos el desafío que el Ángel ofrece a aquéllos que estaban delante de la tumba vacía, y junto con los Apóstoles, los Mártires, los Ascéticos y los Misioneros apurémonos a proclamar al mundo que el Señor ha resucitado y ha destruido la muerte; porque Él es El Hijo del Señor, el que salva la raza humana.

Que la gracia que hoy brilla tan abundantemente desde la tumba sostenga nuestra alegría y provea la luz para nuestro peregrinaje santo que nos llevará a la vida del mundo venidero.

Con amor en el Señor resucitado,

 

✝Tikhon

Arzobispo de Washington

Metropolitano de Toda América y Canadá

 

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Mensaje Cuaresmal de Su Beatitud Tikhon

 

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