Diócesis de México
Iglesia Ortodoxa en América
O. C. A.
San Ticon, Patriarca de Moscú y Toda Rusia

San Ticon, Patriarca de Moscú y Toda Rusia, Apóstol de América,  nació como Basilio Ivanovich Belavin el 19 de Enero de 1865 dentro de la familia de Ivan Belavin, un sacerdote rural del distrito de Toropetz en la Diócesis de Pskov. Paso su niñez y adolescencia en ese pueblo teniendo contacto directo con los campesinos y su labor. Desde sus primeros años mostró una particular disposición religiosa, amor por la Iglesia y a la vez una inusual mansedumbre y humildad.


Cuando Basilio aún era niño, su padre tuvo una revelación acerca de sus hijos. Una noche, mientras sus tres hijos dormían en el granero, él los despertó repentinamente.  Había visto a su madre difunta en un sueño, y ella le predijo su inminente muerte, y el destino de sus tres hijos. Ella le dijo que uno de ellos habría de ser desafortunado por toda su vida, el otro moriría joven, mientras que el tercero, Basilio, sería un gran hombre.  La profecía de la mujer difunta probó ser completamente cierta con respecto a los tres hermanos.


De 1878 a 1883, Basilio estudió en el Seminario Teológico de Pskov. Él era rubio y alto. Sus compañeros estudiantes lo estimaban y lo respetaban por su piedad, brillante progreso en sus estudios, y constante buena disposición para ayudar a sus compañeros, quienes a menudo se acercaban a él para que les explicara las lecciones, especialmente que los ayudara con el dibujo o corrigiendo numerosas composiciones. Basilio era llamado “obispo” y “patriarca” por sus compañeros de clase.


En 1888, a la edad de 23 años, Basilio Belavin se graduó de la Academia Teológica de San Petersburgo como laico, y regresó al Seminario Pskov como instructor de Teología Moral y Teología Dogmática.  El seminario entero y el pueblo de Pskov sentían mucho afecto por él. Llevaba una vida austera y casta, y en 1891, cuando cumplió 26 años, tomó los votos monásticos. Casi todo el pueblo se reunió para tal ceremonia. Se embarcó en este nuevo modo de vida conscientemente y deliberadamente, deseando dedicarse enteramente al servicio de la Iglesia. Al manso y humilde joven hombre se le fue dado el nombre de Ticon en honor a San Ticon de Zadonsk.    


En 1892 fue transferido del Seminario de Pskov a la Academia Teológica de Kholm, y fue elevado al rango de archimandrita. El Archimandrita Ticon fue consagrado Obispo de Lublin el 19 de Octubre de 1897. Y regresó a Kholm por un año como Obispo Vicario de la Diócesis de Kholm. El Obispo Ticon celosamente dedicó su energía en el establecimiento del nuevo vicariato. Su atractiva entereza moral le ganó el afecto general, no solo de la población rusa, sino también de los lituanos y polacos. El 14  de Septiembre de 1898, el Obispo Ticon fue hecho Obispo de los Aleutianos y Alaska. Siendo líder de la Iglesia Ortodoxa en América, el Obispo Ticon fue un devoto trabajador en la viña del Señor.  


Hizo mucho para promover  la propagación de la Ortodoxia, y para mejorar su vasta diócesis. Reorganizó la estructura diocesana, y en 1900 cambio su nombre de “Diócesis de los Aleutianos y Alaska” por el de “Diócesis de los Aleutianos y Norte América.” Tanto el clero como los laicos amaban a su archipastor, y le tenían tanta estima que lo hicieron Arzobispo Ticon y ciudadano honorario de los Estados Unidos.  


El 22 de Mayo de 1901, bendijo la piedra angular de la Catedral de San Nicolás en Nueva York, y también se involucró en el establecimiento de otras iglesias.  El 9 de Noviembre de 1908, consagró la iglesia de San Nicolás en Brooklyn para los inmigrantes ortodoxos sirios. Dos semanas después, consagró la Catedral de San Nicolás en Nueva York.


En 1905, la Misión de América fue elevada a Arquidiócesis, y San Ticon fue elevado al rango de Arzobispo. Tenía dos obispos vicarios: Obispo Inocencio (Pustynsky) en Alaska, y San Rafael (Hawaweeny) en Brooklyn para que lo ayudaran en la administración de su extensa, y étnicamente diversa diócesis. En junio de 1905, San Ticon dio su bendición para el establecimiento del Monasterio de San Ticon.


En 1907, regresó a Rusia, y fue comisionado a Yaroslav, en donde prontamente ganó el afecto de su rebaño. El cual aprendió a amar a su amigable, comunicativo, y sabio archipastor. Él hablaba de manera simple a sus subordinados, nunca recurriendo a un tono perentorio o arrogante. Cuando tenía que reprimir a alguien, lo hacía amablemente, a veces como bromeando, lo que hacía que la gente corrigiera sus errores.


Cuando San Ticon fue transferido a Lituania el 22 de diciembre de 1913, el pueblo de Yaroslav votó para hacerlo ciudadano honorario de dicho pueblo. Después de su transferencia a Vilna, hizo mucho en términos materiales para ayudar a instituciones caritativas. Allí también, se manifestó  su generosa alma y amor por la gente. La Primera Guerra Mundial estalló mientras su eminencia se encontraba en Vilna.  Hizo todo lo posible por ayudar a los residentes de la región de Vilna los cuales habían sido dejado sin techo y sin los medios para sobrevivir como resultado de la guerra con los alemanes,  yse agolpaban a su archipastor en multitudes.  


Después de la Revolución de Febrero y la formación de un nuevo Sínodo, San Ticon pasó a ser uno de sus miembros. El 21 de Junio de 1917, el Congreso Diocesano de clero y laicos de Moscú lo eligieron como su obispo regente. Él era un devoto y educado archipastor, extensamente conocido incluso fuera de su país.


El 15 de agosto de 1917, se abrió un concilio local en Moscú, y el Arzobispo Ticon fue elevado a la dignidad de Metropolitano, y después elegido como presidente del concilio. El concilio tenía como objetivo restaura la vida de la Iglesia Ortodoxa Rusa sobre los estrictos principios canónicos, y su preocupación principal era la restauración del Patriarcado. Todos los miembros del concilio habrían de elegir tres candidatos, y después la suerte habría de mostrar la voluntad de Dios. Los miembros del concilio eligieron tres candidatos: Arzobispo Antonio de Járkov, el más sabio de ellos, Arzobispo Arsenio de Nóvgorod, el más estricto, y el Metropolitano Ticon de Moscú, el más amable de los jerarcas rusos.  


El 5 de Noviembre, después de la Divina Liturgia y un Molieben en la Catedral de Cristo Salvador, un monje saco uno de los tres nombres dentro de la urna de votación, la cual estaba ante el icono de Vladimir de la Madre de Dios. El Metropolitano Vladimir de Kiev anunció al Metropolitano Ticon como el nuevo Patriarca elegido. San Ticon no cambio en nada después de convertirse en el primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Al aceptar la voluntad del concilio, el Patriarca Ticon se refirió al rollo de libro que el Profeta Ezequiel tuvo que comer, y en el cual estaba escrito, “cantos fúnebres, lamentaciones y gemidos.” Previendo que su ministerio estaría lleno de aflicción y lágrimas, mas a través de todo su sufrimiento, permaneció siendo la persona accesible, modesta y amable.


Todos los que conocieron a San Ticon quedaron sorprendidos de su accesibilidad, simplicidad y modestia. Su amable disposición no lo prevenía de mostrar su firmeza en los asuntos de la Iglesia, particularmente cuando tenía que defender a la Iglesia de sus enemigos.  Llevó una cruz muy pesada.  Tenía que administrar y dirigir la Iglesia en medio de una completa desorganización, sin tener cuerpos administrativos auxiliares, en condiciones de cisma interno y la insubordinación de varios seguidores de la Iglesia Viviente, renovacionistas, y autocefalistas.


La situación era complicada por circunstancias externas: el cambio del sistema político, la entrada al poder de un régimen ateo, el hambre, y la guerra civil. Este fue un tiempo en el que la propiedad de la Iglesia fue confiscada, en el que el clero fue sometido a juicios en la corte y persecuciones, y la Iglesia de Cristo soportó la represión.  Noticias de todo esto llegaron al Patriarca procedentes de todos los lugares de Rusia. Su excepcional firmeza moral y autoridad religiosa le ayudaron a unir al rebaño dispersado y debilitado. En este tiempo crucial para la Iglesia, su nombre sin mancilla fue una lumbrera que señalaba el camino a la verdadera Ortodoxia. En sus mensajes, llamaba al pueblo a cumplir con los mandamientos de Cristo, y obtener renacimiento espiritual a través del arrepentimiento. Su irreprochable vida fue un ejemplo para todos.


Para poder salvar miles de vidas y mejorar la situación general de la iglesia, el Patriarca tomó medidas para prevenir que el clero hiciera declaraciones políticas. El 25 de septiembre de 1929, cuando la guerra civil estaba en su auge, publicó un mensaje al clero pidiéndoles que se abstuvieran de las confrontaciones políticas.


El verano de 1921 trajo una severa hambruna a la región del Volga. En agosto, el Patriarca Ticon publicó un mensaje al pueblo ruso y a la gente del mundo, llamándolos para que ayudasen a las víctimas de la hambruna. Dio su bendición para donaciones voluntarias de los artículos de valor de la iglesia, los cuales no se usaran directamente en los servicios litúrgicos. Sin embargo, el 23 de febrero de 1922, el Comité Ejecutivo Central de Toda Rusia publicó un decreto sujetando a confiscación todos los bienes de valor.


De acuerdo al 73º Canon Apostólico, dichas acciones eran consideradas como sacrilegio, y el Patriarca no podía aprobar tal confiscación, especialmente ya que muchos dudaban que tal confiscación sirviera para combatir la hambruna. Esta confiscación forzosa hizo surgir una indignación popular en todas partes. Cerca de dos mil juicios se llevaron a cabo en Rusia, y más de diez mil creyentes fueron fusilados. El mensaje del Patriarca fue visto como sabotaje, por lo cual fue encarcelado desde abril de 1922 a junio de 1923.

Su Santidad, Patriarca Ticon hizo mucho por la Iglesia Ortodoxa Rusa durante el tiempo crucial del denominado cisma Renovacionista. Se mostró como fiel siervo y custodio de los inalterables preceptos de la verdadera Iglesia Ortodoxa. Él era la viviente encarnación de la Ortodoxia, la cual era inconscientemente reconocida incluso por los enemigos de la iglesia, los cuales llamaron a sus miembros “Ticonitas.”


Cuando los sacerdotes y jerarcas Renovacionistas se arrepintieron y regresaron a la iglesia, fueron recibidos por San Ticon con compasión y amor. Esto, sin embargo, no representó una desviación a su estricta política Ortodoxa.  “Les pido que crean que yo no estaré de acuerdo o haré concesiones que puedan llevar a la pérdida de la pureza y la fortaleza de la Ortodoxia,” dijo el Patriarca en 1924.


Siendo un buen pastor, que se dedicaba completamente a la causa de la Iglesia, llamó al clero a hacer lo mismo: “Dediquen toda su energía a predicar la palabra de Dios y la verdad de Cristo, especialmente en estos días, cuando el descreimiento y el ateísmo están audazmente atacando a la Iglesia de Cristo. ¡Qué el Dios de paz y amor este con vosotros!”


Fue extremadamente doloroso, para el corazón amoroso y responsivo del Patriarca,  soportar todas las tragedias que acontecían a la Iglesia. Revueltas dentro y fuera de la iglesia, el cisma Renovacionista, sus labores como primado, su preocupación por la organización y tranquilidad de la vida de la Iglesia, noches sin dormir y pensamientos de preocupación, su confinamiento que duró más de un año, el acoso rencoroso y malvado de parte de sus enemigos, y el implacable criticismo incluso a veces de parte de los ortodoxos, se combinaron para socavar su fuerza y salud.


En 1924, el Patriarca Ticon comenzó a sentirse enfermo. Se internó en un hospital, pero salia los domingos y días de fiesta para dirigir los servicios. El domingo 15 de abril de 1925, sirvió su última Liturgia, y murió dos días después. El 25 de Marzo/7 de Abril de 1925, el Patriarca recibió al Metropolitano Pedro y tuvo una larga conversación con él. En la tarde, el Patriarca durmió un poco, después despertó y pregunto la hora. Cuando se le dijo que eran las 11:45 P.M., hizo la Señal de la Cruz dos veces y dijo, “Gloria a Ti Señor, Gloria a Ti.” No tuvo tiempo de persignarse por tercera vez.


Casi un millón de personas fueron a despedirse del Patriarca. La gran catedral del Monasterio de Donskoy en Moscú no tenía la capacidad para contener a la multitud, la cual se extendió por el terreno del monasterio hacia otras calles adyacentes. San Ticon, el undécimo Patriarca de Moscú, fue primado de la Iglesia Rusa por siete años y medio.


El 26 de Septiembre/9 de octubre de 1989, el Concilio de Obispo de la Iglesia Ortodoxa Rusa glorificó al Patriarca Ticon y lo numero entre los santos. Por cerca de setenta años, las reliquias de San Ticon permanecieron extraviadas, pero en febrero de 1992, fueron descubiertas en un lugar oculto en el Monasterio de Donskoy.


Sería difícil imaginarse a la Iglesia Ortodoxa Rusa sin el Patriarca Ticon durante esos años. El hizo mucho por la Iglesia y por el fortalecimiento de la Fe misma durante esos difíciles años de adversidad. Tal vez las propias palabras del santo pueden resumir su vida: “Que el Señor enseñe a cada uno de nosotros a esforzarnos por su verdad, y por el bien de la Santa Iglesia, en lugar de algo para nosotros.”  



 

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