Diócesis de México
Iglesia Ortodoxa en América
O. C. A.
MENSAJE PASTORAL NAVIDEÑO DE SU BEATITUD, EL METROPOLITANO TIKHON 2015


Al honorable clero, a los venerables monásticos y a los piadosos devotos de la Iglesia Ortodoxa en América,

 

Mis amados hermanos y bendecidos hijos en el Señor,

 

Es una alegría y también un privilegio saludarles a todos ustedes, con ocasión de la fiesta resplandeciente de la Natividad de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo. En unas 700 comunidades largas y pequeñas esparcidas a lo largo del continente norteamericano, desde Canadá, hasta los Estados Unidos de América y México, nos juntamos para celebrar la maravilla de la entrada de Dios en la historia humana. Para mucha gente de hoy en día, este mensaje es todavía tan insensato como lo era en el primer siglo. Pero nosotros permanecemos de pie junto con los santos al lado del pesebre, de la Cruz y de la tumba vacía, para proclamar el amor sacrificial de Dios por nosotros y por Su Creación. Según cantamos el Día de Navidad:

 

Daré gracias al Señor con todo mi corazón;

En la compañía de los rectos y en la congregación.

Grandes son las obras del Señor,

buscadas por todos los que se deleitan en ellas.

Esplendor y majestad es Su obra,

y Su justicia permanece para siempre.

—Día de la Navidad, Primera Antífona (Salmo 111:1-3)

 

En verdad, “¡Grandes son las obras del Señor!”

 

Al ver a un mundo lleno de sufrimiento, Él Mismo sufre voluntariamente, para abrir un camino hacia la salvación.

 

Al ver a un mundo que se está muriendo, Él Mismo muere, para traer la resurrección y la vida eterna.

 

Al ver a un mundo en la oscuridad, Él Mismo entra en aquella oscuridad, para traer la luz divina a la que nunca nadie podrá extinguir.

 

Al ver a un mundo encadenado por las fuerzas del mal, Él Mismo se somete a aquel mal, para destruirlo por siempre.

 

Dios, Quien es “inefable, inconcebible, invisible, incomprehensible y eternamente igual,” Se vacía de poder y de privilegio divino, convirtiéndose en un ser humano débil y frágil, para participar plenamente en nuestra existencia corrupta. Al hacerlo, ofrece la posibilidad de una vida en comunión con Él, los unos con los otros, y con toda la creación.

 

El Señor bendiga a cada uno de ustedes, a sus comunidades y a sus familias, mientras celebran Su Natividad y Le sirven.

 

Con amor en el Cristo Recién Nacido,

 

✝TIKHON

Arzobispo de Washington

Metropolitano de Toda América y Canadá




Si te ha gustado dale clic aquí para descargarlo



 

© OCAMéxico-2024